26 agosto 2005

Consultorio: Depilación total

Anonymous dijo...

como he visto que han hecho cierta pregunta similar en uno de los últimos posts, yo hago aquí una sobre el mismo tema: sobre la depilación en mujeres, ¿realmente es necesario, o tan importante para ellos llevar toda la zona completamente depilada?, porque yo pienso en lo doloroso que debe ser cuando te vuelva a salir el vello (...)
(ya que estamos, la pregunta del post era sobre como hacer la depilación anal)


La depilación llamada brasileña se realiza generalmente con cera caliente, de la llamada cera profesional. Consiste en depilar al máximo toda la zona vaginal y anal.

Esta depilación es muy estética, higiénica y cómoda, te deja la piel muy suave y dura depilada muchísimo más que con la maquinilla.

Es recomendable comprobar la temperatura de la cera en el dorso de la muñeca para no producirnos quemaduras.

La cera hay que aplicarla por trozos de piel lo más lisos posibles, es decir, no extenderla por grandes zonas "curvas" que al tirar nos hagan daño.

Se aplica la cera con la espátula en sentido del crecimiento del pelo (comprobar con la mano en qué sentido crece) y tirar en sentido contrario. Hay que dejar al final un grumito de cera para poderla agarrar con firmeza y poder dar el tirón.

Cuando la cera está aún moldeable, pero no pegajosa, se pega el tirón, tensando la piel al mismo tiempo para no hacer daño. Se pueden echar polvos de talco antes de aplicar la cera para que la cera sólo se pegue a los pelos y no demasiado a la piel.

Para hacer la parte del ano, hay que separar los "cachetes", y mantenerlos separados con la mano para que no se peguen. Se recomienda depilar primero un lateral y luego el otro.

Si queda algún pelillo huérfano después del depilado, se puede quitar con unas pinzas, para lograr un acabado perfecto.

En el caso masculino es lo mismo, hay que tener mucho cuidado y tensar la piel en las zonas más curvas (escroto), hay que tener en cuenta que ellos tienen más pelo y muchas más curvas en esa parte.

OJO: Hay que tener mucho cuidado con las zonas sensibles (entrada de la vagina, clítoris, glande y ano) para no producir daños!!

Como experiencia, puedes dejar que te depile tu pareja, si no te fias de su habilidad, probad la cera primero en las piernas (de ella) o en la espalda (de él), para que se haga con la técnica.

24 agosto 2005

Cuando él no quiere...

Si él no quiere (cosa rara) y tú sí quieres, hay que intentar "convencerle" con nuestras sucias armas de mujer.

Supongamos que nos lo encontramos en la cama, durmiento bocaabajo, con un pantaloncillo corto del pijama como única vestimenta (lo ideal sería que estuviera en pelota picada). Debes desnudarte y situarte sobre él, sin apoyar tu cuerpo, simplemente rozando tu pecho, tu lengua con su espalda, su cuello, su cintura...darle besitos, lametones, rocecitos sugerentes, que le hagan notar que estás ahí. Morderle el lóbulo de la oreja (si le gusta claro), meterle la lengua.

Intenta quitarle los pantalones, para tener todo el cuerpo a tu alcance y sigue acariciándole sin utilizar las manos. Acariciale el culillo, sepárale las piernas y así tendrás a tu alcance los huevecillos.

Sigue tocándole sutilmente, susurrale guarraditas que quieres hacerle al oido. Si él se siente cómodo, debería estarse empalmando, lo notarás porque empezará a cambiar de postura (por incomodidad). Si no es así, hace rato que te habrá mandado a tomar por saco (cosa rara). En esos cambios de postura y si se ha animado lo suficiente, empezará a asomar su capullito empalmado por alguna parte de su cuerpo. Tienes que localizarlo y sin estorbarle ni molestarle, comenzar a lamerlo. Como él no se esperaba ni esto ni lo anterior, es posible que se ponga como un toro...jeje.

Depende de las dimensiones del "elemento", podrás esmerarte más o menos con la boca.

Aunque como ya dije antes, suelen estar incómodos empalmados boca abajo, así que intentarán estar más cómodos.

Llegados a este punto, no te será difícil convencerle para que se dé la vuelta y por esta otra parte ya tienes todas las herramientas para que disfrutéis los dos.

Y si no sabes qué hacer, aquí tienes más sugerencias...

23 agosto 2005

Cómetelo todo...sobre mi cuerpo

Me contaba el otro día un amigo que una de sus amantes le había hecho una petición muy especial: El debía comerse un huevo frito puesto sobre su vulva. Al amigo le encantó el huevo, y no le hizo falta pan para mojar...

Hay muchas otras cosas que saben mucho más ricas sobre el cuerpo, sobre todo aquellas que son muy pegajosas como la miel, la leche condensada o la gelatina. Hay que tener mucho cuidado con los pelos (vamos, mejor que no haya pelos, si no es algo asquerosito).

También es interesante colocar pequeños trozos comestibles (gominolas, lacasitos, conguitos...) por toda la piel y que luego tu pareja con los ojos tapados los busque por tu cuerpo, usando únicamente la lengua. Es genial.

Lo del huevo habrá que probarlo ;)

21 agosto 2005

Iniciarse en el sexo anal femenino

Muchas chicas tenemos repulsa inicial al sexo anal, porque todo lo relacionado con ese agujero, en general nos lo venden como maligno, negativo y agujero de "Solo salida".

Cuando somos niñas, ya nos dicen que después de orinar nos limpiemos de delante atrás para evitar infecciones. También es el agujero empleado para evacuar y pensar en meter algo por ahí siempre nos lo han vendido como cosa desagradable que sólo hace la gente rara y los invertidos. (Yo misma lo pensaba hasta hace poco tiempo)

No es así. Puede ser una nueva fuente de ingresos placenteros, si lo intentamos llevar con naturalidad y sobre todo con higiene.

Algo fundamental es la limpieza y la salud: El agujero en cuestión ha de estar perfectamente limpito y aseado, la digestión y evacuación correspondiente hecha hace tiempo y no tener heridas ni hemorroides ni nada que nos haga sentirnos mal. Haberse realizado una depilación en esa zona, sería muy recomendable, ya que una se siente mucho más cómoda.

Algo imprescindible es que te apetezca, porque por muchas ganas que tenga él, si a tí no te apetece, vas a estar tan tensa que no te va a entrar ni el meñique.

Algo recomendable es el lubricante: aunque en algunos casos, en los que se haya convertido en algo natural, es posible que no te haga falta, en los comienzos es recomendable usar algún tipo de lubricante o en su defecto saliva o vaselina.

Para empezar, se aconseja comenzar a masajear el ano en círculo para aplicar el lubricante. Si esto se puede realizar mientras se practica el sexo oral (a ella!!) o mientras se está practicando la penetración, es mucho mejor, porque ella estará mucho más excitada y predispuesta. No trates de metérsela en seco y a lo cafre, a no ser que ella te lo esté pidiendo a gritos (literalmente).

Empieza metiéndole un dedo, cuando esté cómoda, dos dedos, sin profundizar demasiado, simplemente tanteando y ensanchando (con cuidado) el perímetro. AH! La higiene también es para tí: esas uñas y esas manos perfectamente cuidadas!. Cuando veas que ya tienes "controlado el perímetro", intenta meterle sólo la puntita, sin dejar de descuidar lo que estuvieras haciendo: masajéale el clítoris con la mano, con el mismo ritmo que llevabas en el kiki que le estabas echando.

La fuerza de la penetración tiene que ser muy moderada al principio, sobre todo si ves que ella se está resistiendo, quizá no es el momento. (PACIENCIA). Si ves que va entrando hacia dentro cómodamente, vete acelerando un poquito el ritmo, pero sin pasarte o podrías arruinar el momento. Estéte muy atento a sus señales, a sus deseos, no descuides su placer en ningún momento, no te concentres únicamente en hincarla por atrás, se supone que estáis ahí para disfrutar, no para sufrir.

Cuando hayas conseguido una buena velocidad y penetración y ella también esté cómoda, intenta que ella te cabalgue de frente, ya que así podrás acariciarle el clítoris, el pecho y besarla para que ella disfrute más y pueda llevar el ritmo.

Puede llegar a resultar muy placentero si los dos lo deseáis. Pero (tío) ten un poco de paciencia!!

Para disfrutar más aún utilizar juguete: vibradores, dildos, bolas de silicona, que lo harán mucho más divertido y te permitirán disfrutar de las placenteras dobles penetraciones.

PS: No soy maestra, seguro que tienes algo que aportar ;)

17 agosto 2005

16 agosto 2005

Cita a ciegas

Acabo de despertarme y he recordado nuestro encuentro, quiero contártelo al oido para que tú también lo guardes y me digas que no fue un sueño.

En aquella habitación oscura, no quería ver tu cara, ni tu cuerpo, sólo acariciarte y que me hicieras sentir esos placeres que había leído en tu página.

Te esperé desnuda en la cama. Mis pezones se erectaron cuando abriste la puerta, puntualmente. Oí caer tu ropa y tus zapatos al suelo.

Te metiste en la cama y te tumbaste a mi lado. Pude sentir el vello de tu pecho sobre mi espalda. Pusiste la mano sobre mi cadera y la recorriste por mi costado haste llegar a mi hombro. Pegaste tu cuerpo al mío. Pude sentir tu polla en mi culo, entre mis nalgas, buscando calor y buscando lluvia.

Agarraste mis tetas, me apuntaste los pezones con los dedos mientras me mordías el cuello. Bajaste con tu mano a mi vientre, rodeaste mi ombligo y llegaste a mi sexo. Jugaste por fuera de mis labios, los juntabas y los separabas con tus dedos. Se oían los chasquidos de humedad. Me estremecí unos segundos.

Me susurrabas al oído: "me encanta tu coño, déjame que te lo coma!!", aquellas palabras hicieron que llevara mis manos a tu mano y la apretara contra mi sexo. Cogí tu dedo, y empecé a acariciarme con él. Notaba tu polla palpitar nerviosa, esperando su sitio.

Me dí la vuelta y encontré tus labios. Nos besamos mucho rato, nos mordimos la boca y nuestras manos aprovechaban ese tiempo para encontrarnos.

Deseaba que lamieras todo mi cuerpo pausadamente y deteniéndote en mis zonas más calientes, en mis revovecos más húmedos. No quería pedírtelo, quería que lo desearas.

Me acosté sobre mi espalda y comenzaste a lamerme los pezones, los apretabas con fuerza con tus manos y empezaste a descender hacia mi coño, separaste mis piernas y hundiste tu cabeza en mi sexo. Comenzaste a mover la lengua de una manera tan magistral que no podía resistirme a gemir, gritar y apretarte contra mí. Me estaba encantando. Seguiste hasta que me corrí con tu lengua y tuve que apartarte para no morir de placer. Esta te la debía.

Cogí tu polla, la empecé a mover de atrás adelante, la mojé con mi coño para humedecerla. Entre gemidos me dijiste "Cómetela, zorrita."

Me encantó. Te tumbé sobre la cama, te separé las piernas y comencé a darte pequeños lametones en la puntita. Fuí notando cómo se suavizaba tu glande en la punta de mi lengua.

Me la metí hasta la garganta. Noté que no te lo esperabas. Apreté mis labios fuertemente contra el tronco de tu polla y comencé a pajearte con la boca. La tenías muy dura, apenas me permitía respirar. No quería tragar saliva y chorreaba sobre tus pelotas. Lamí otra vez tu polla de arriba abajo. ¿Lo recuerdas?.

Te chupé con ansia, con hambre, con deseo...noté que empezaban a endurecerse tus pelotas y las agarré con fuerza. Terminé con la mano, derramando tu semen sobre mis labios.

Descansamos un rato, tu polla se ablandó y se desmayó sobre tí. Acaricié tu pecho y pellizqué tus pezones. Me los quería comer y perder mis dedos en el bosque de tu pecho.

Me paseé por encima de tí dejando besitos sorpresa por toda tu piel que luego recogía con la lengua. Noté que tu pollita empezaba a revivir y llamaba a las puertas de mi cielo.

Me la metí hasta el fondo y empecé a cabalgarte. Te sentaste un poco, para penetrarme más profundamente, me movías de atrás adelante con tus manos fuertes. Cerré los ojos para concentrarme en mi movimiento y mientras tanto te oí trastear con algo en la mesilla.

Noté tu mano fría y húmeda en mi culo, me estabas echando lubricante, haciendo círculos con tu dedo. Noté que me metías algo que yo creí que era un dedo, y resultó ser el principio de un rosario de bolas de silicona que fuiste metiendo una tras otra mientras yo me estremecía con los movimientos. Cuando llegaste al final, me seguiste penetrando mientras movías de afuera a dentro la anilla que sujetaba las bolas. Me decías que notabas el relieve de las bolitas cuando entrabas y salías de mí. No recuerdo cuántos orgasmos tuve, pero sí recuerdo ordenarte varias veces que pararas, creyendo que iba a desmayarme de placer. Al final noté tus sacudidas, que tardaron en llegar y caí sobre tu pecho.

Te oí respirar profundamente y nos dormimos. Al cabo de un rato, me levanté, me duché me vestí y me fuí.

No he vuelto a verte.

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Nota: Este quiso ser un audio post, pero no he tenido la suficiente inspiración para grabarlo. Si alguna se anima a hacerlo, que me lo mande en MP3 o wav a la dirección de la derecha. Gracias.

11 agosto 2005

Solamente a veces

Probablemente este haya sido uno de los orgasmos más intensos que me proporcionaste,
uno de los mejores de mi vida.

Ya sabes que me gusta hacerte el amor cuando me enfadas, cuando me llevas la contrario y haces que me ponga realmente de mal humor; no sé si los psicólogos tendrán alguna explicación para esto pero cuanto más enfadada estoy contigo y más ganas tengo de perderte de vista, más ganas tengo de follarte.

Y esa es exactatamente la palabra porque lo que quiero hacerte no se puede llamar amor, quiero que me des placer, tanto placer que tú llegues a sentir dolor, seguir moviéndome sobre ti después de que te hayas corrido hasta que me supliques que pare, que te duele mucho, que eso ya no es placer.

Te equivocas, para mi es placer.

No sé que clase de perversión será sentir placer a costa del dolor de otro, ¿sadismo? no, no llego a tanto, y además es sólo en algunas ocasiones; otras ya sabes que me gustan los preliminares, las caricias tiernas, los besos en los labios, las palabras dulces, que te pongas sobre mi y me penetres........pero sólo a veces.

09 agosto 2005

La máquina de follar

Desde que había leido la Máquina de Follar de Bukowski me había imaginado un millón de veces como sería el sexo con una máquina y poco podía imaginarme que acabaría probandolo.

No fue exactamente una máquina como aquellas, no era ningún sillón con hendiduras
estratégicamente colocadas, no había montículos de silicona que te diesen placer, no había botones que activar ni marchas que regular; era la máquina de la esquina del gimnasio (no sé ni su nombre pero a partir de ahora la llamaré la máquina del placer)sobre la que tantas
veces había sudado.

Allí estaba él con su pantalón de chandal y su camiseta gris estirada, haciendo abdominales como siempre, con su toalla y su botella de agua al lado. Cuantas veces me había imaginado que yo era la botella de donde bebía hasta saciarse.

Empecé a hacer mis ejercicios tratanto de concentrarme y no distraerme con fantasias pero ese día estaba especialmente sexy, no se había afeitado y tenía en los ojos un brillo especial. Acabé mi primera serie y noté que me estaba mirando, tenía los labios ligeramente separados y una vena de color violáceo latía en su cuello; me quedé mirándole mientras sonreía divertida y en unos segundos le tenía a mi lado ofreciéndome su ayuda para bajar aquella maldita barra. Le propuse acabar el circuito juntos y así fue como empezó a corregirme posturas, a rozar mi cuerpo sutilmente primero y con un descaro muy morboso después.

Cuando llegamos a "la máquina de la esquina" ya no quedaba practicamente nadie en el gimnasio, había alguien en el piso de abajo pero allí arriba estábamos solos.

Me tumbé en la máquina y abrí las piernas hasta colocarme correctamente, aquel aparato siempre me había parecido una provocación pero con él allí era mucho más que eso. Empecé la serie y me comentó lo sugerente que era esa postura, le dije que fuese más explícito así
que se agachó hasta quedar a mi altura y me besó. Fue un beso largo y húmedo, nuestras lenguas se movían a un ritmo frenético, quería bajarme de aquella máquina pero no podía porque ya te tenía encima.

Tenía miedo que alguien nos viera pero no quería dejar de besarte y darte tiempo a recapacitar, aquello era una locura pero lo llevaba deseando tanto tiempo que no me importaba. Me apartaste el pelo a un lado y empezaste a chuparme el lóbulo de la oreja mientras con una
mano me pellizcabas los pezones, no sé decirte si aquello era dolor o placer, sea lo que fuere era maravilloso, me los retorcias y yo me retorcía debajo de tí; subías y bajabas con tu lengua por mi cuello pero nunca llegabas más allá de mi clavícula. Me estabas haciendo sufrir, sabías que te deseaba, que estaba loca porque me la metieras y me torturabas con tus caricias, con tus besos, con tus palabras ardientes de deseo. Te incorporaste un momento y aproveché para cambiar de postura, me puse sobre tí y empecé a lamarte los pezones; cuando te los mordí dejaste escapar un gemido que me puso a cien.

Quería hacerte tantas cosas a la vez que no sabía por donde empezar, puse mi cabeza entre tus piernas y bajé un poco el chandal para facilitar las cosas. No había lugar a dudas de que estabas tan excitado como yo, tu sexo estaba tan duro como mis pezones y antes de que me diese tiempo a nada un liquido transparente casi invisible hizo acto de presencia. Me la metí en la boca y empecé a chupártela como si fuese una piruleta mientras te miraba a los ojos, creo que aquello te ponía un montón.

No quedaba nada fuera pero tú segúias empujando mi cabeza como si quisieses que te tragase todo; te movías y gemías como había hecho yo minutos antes; yo seguía chupándotela con deleite, como si fuese un manjar, hasta que noté como te empezaban a dar pequeñas descargas y empezabas a correrte. Me aparté a tiempo de ver cómo tu semilla caía a borbotones sobre el asiento negro, dejando una mancha blanca brillante....

Estaba contenta porque se había cumplido mi fantasia, bueno la mitad pero de la otra mitad ya te encargarías cuando llegásemos a casa...

08 agosto 2005

Exhibicionistas

Lo malo de juntar alcohol y mujeres con ganas de juerga, es que se nos acaba yendo la pinza y acabamos enseñando más de la cuenta.

Luego el momento subir por la barra cual sexy girl...

Sin olvidarnos del momento exaltación de la amistad..

Y siempre mostrando "poderío"...(qué foto más cojonuda, sin michelines ni nada)


Firman el reportaje: Lacrizti y Laceci.

02 agosto 2005

La parte de atrás del coche

Llevába tres o cuatro copas más de la cuenta, lo cual me hacía sentirme preciosamente guarra y me hacía ver a Javi extraordinariamente atractivo. Nos besábamos y nos metíamos mano frenéticamente por encima de la ropa. Sentados la parte de atrás del coche, con los asientos delanteros abatidos hacia adelante y música suave de chill out en el CD.

A mí me gusta hacerme la estrecha cachonda que es cuando intento evitar que me metas mano, mientras aprovecho para explorarte, me acerco a tu sexo y siento como tu polla palpita pegada a mi cuerpo. Todo esto aderezado con alcohol desinhibidor que aún me hace comportarte mucho más suelta.

Yo llevaba una falda de esas tan cortas que cuando te sientas casi apoyas el culo en la silla. El tanguita lo llevaba en el bolso desde hacía dos horas, es decir desde mi última visita al WC, cuando ya me había dado cuenta de que la noche prometía.

Javi estaba buenísimo, tenía unos labios carnosos y unos brazos fuertes con los que me apretaba contra él. Sus dedos recorrían los botones de mi camisa con delicadeza, botón a botón. Casi al final la dejó caer sobre mis brazos, me remangó la falda y me senté enfrente suya sobre sus pantalones. Pude notar su durísima polla en el centro de mi sexo. Me agarró con fuerza las tetas, me bajó los tirantes del sujetador para liberarlas y acercarlas a sus labios. Comenzó a comérmelas con pasión, a darme bocaditos en los pezones para afilarlos con sus labios. Yo empezaba a moverme como si le estuviera follando. Podía notar cómo le mojaba el pantalón.

Le quité su camisa, jugué con el pelo de su pecho, perdiendo mis dedos en ese bosque suave y buscando sus pezones. Me bajé de él, y me puse a su lado, le lamí sus pezones y bajé con mi lengua hacia su pantalón. Le desabroché el cinturón, el botón, la bragueta. Llevaba un boxer de esos flojos, que estaba tenso con su mástil, se lo bajé y salió una polla preciosamente erguida. La lamí juguetonamente hasta que estuvo bastante mojada, entonces me la metí profundamente, rodeándola con mis labios. Le bajé el pantalón hasta los tobillos, para que estuviera más ancho y poder acariciarle la entrepierna y los muslos mientras se la chupaba.

El, mientras me acariciaba las tetas y el culo, bajaba por mis nalgas en pompa hasta encontrar mi sexo. Mojé sus dedos cuando me los metió profundamente, los sacó húmedos y me acarició el clítoris, tan erecto como la polla de mi boca. Mientras se la comía, movía mis caderas de arriba abajo follándome sus dedos. Necesitaba follármelo.

Busqué un condón en mi bolso, lo saqué de su funda y se lo puse en la punta de la polla, lo bajé hasta cubrir el glande, y una vez allí lo deslicé hasta abajo con la boca, apretando los labios fuertemente contra su polla.

Me monté encima, entró a la primera. Tenía una polla gorda y preciosa que me llenaba completamente. Empecé a cabalgarlo. Le pedí que me sujetara las tetas fuerte, para que no me saltaran demasiado. Me agarré de sus brazos para hacer fuerza, tenía los biceps duros como la polla que entraba y salía de mi.

Chupó sus dedos y luego empecé a notarlos juguetear cerca de mi culo. Rodeó mi ano y empezó a penetrarlo con el dedo, lo rodeaba en círculo por dentro. Metió otro dedo y me penetraba al ritmo inverso a las metidas de su polla. Estaba en todo momento penetrada, por sus dedos o por su polla, por delante y por detrás. Empecé a acelerarme, cada vez iba más rápido y cada vez estaba más caliente. Estaba empezando a notar que me iba a correr, me estaba poniendo muy caliente, seguimos a ese ritmo y cuando estaba a punto de correrme, la sacó y me la metió por detrás, continuó por delante con su mano hasta que me deshice entre sus dedos y el llenó la gomita con su semen dentro de mi culo cuando llegamos a tocar el cielo al mismo tiempo.

Caí exhausta sobre su pecho sudoroso apoyando mi cabeza en su cuello palpitante hasta que se desempañaron los cristales.