07 julio 2005

Ruidos de fondo

La primera vez que fui a su casa me corté. Me parecía embarazoso el hecho de dormir en una casa donde vivían 5 compañeros de piso, y nos teníamos que recluir en una habitación, cuando mi casa era para nosotros solos.
La primera noche que pasé allí fue incómoda. La ventana de la habitación abierta, dándo a un patio interior y al resto de habitaciones de sus compañeros de piso.
Por supuesto follamos, follamos de esa manera apasionada que se folla cuando estás empezando. Esa pasión, fuerza, energía, del principio, porque es el inicio y todo te excita mucho más y mucho más intensamente.
Me encanta hablar, chillar y susurrar lo bien que me lo estoy pasando, cómo me gusta lo que me hace, cómo quiero que lo haga a continuación, chillarle que me cabalgue justo cuando llego al climax, por detrás, en cuclillas...
Esa noche no pude, esa primera noche mis gemidos fueron apagados, y todo fue entre susurros.
Hasta que descubrí el placer de pensar que estaban ahí, fuera, viendo la tele, mientras nosotros follábamos, devorándonos, comiéndonos, besándonos. Y nos podían oir, y nos oían, y sabían lo que hacíamos, cosas "sucias", me oían chillar de placer, oían el sonido de la cama al moverse. Oían los jadeos.
A partir de ese momento, cuando follo en casa, siempre pienso que los vecinos están escuchando, me oyen, y saben que tengo visita en casa, y me exito, me exito mucho.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi, en el "acto", me da por hacer fotocopias... :-)

celemin dijo...

"cómo quiero que lo haga a continuación"

Está bien dar pistas de lo que te gusta, pero ya lo de establecer un protocolo me parece excesivo... :-ppp

laceci dijo...

jajajaja... me suena...jejejejej

Iván Payá dijo...

Tenía yo una novieta (or something) a la que le daba apuro que la vecina de al lado se enterara de que llevaba chicos a su casa por la noche (la casa era de sus padres, en un barrio muy pijo y conservador de mi ciudad). Siempre me hacía hablar más bajito, toser más bajito... incluso mear más bajito.

Cuando hacíamos cosas, ella me obligaba a taparle la boca con la mano, porque no podía evitar gritar y gemir en alto. Muchas veces me obligaba ir al sofá del cuarto de estar a hacerlo, ya que desde allí la vecina no oía (o eso sostenía mi novieta).

Pero como soy muuuuu malo muuuuu malo, a mí siempre me gustaba quedarme en la cama (cuyo cabecero daba justo a la habitación donde dormía la vecina) y allí, una vez que ella iba dejándose llevar y comenzaba a gemir en alto, yo le quitaba la mano y la dejaba expresarse bien alto... Jiji... Eso me daba un morbo tremendo...

Una vez terminado el asunto, me solía decir: "Dios, he chillado mucho, verdad?? Joder, me habrá oído!!" Y yo: "no, mujer, tranquila, que no te ha oído ni de coña...". Mentira gordaaaa... Y así hasta la noche siguiente.

Soy lo peor, no?? Jajajaja...

Estoy muy enfermo?? Jijiji.

Besitos!! Me gusta mucho vuestro blog...

zen-cerro dijo...

yo tenìa una suegra guay que cuando nos veìa a su hija y a mi después, nos hacìa la ola...que tiempos!!

R dijo...

Yo soy bastante provocador, y nunca me ha importado que nos oigan. De hecho, cuando he estado en un coche y alguien nos miraba (sin mostrarse agresivo) le he dejado ahí, mirando como me follo a la golfa que tengo sobre mis muslos.