He tenido la suerte de que un anónimo me haya enviado este relato, lleno de dulzura y sensibilidad. Parece increíble que un trozo de foto pueda inspirar esas emociones. Gracias.
Aquí lo trascribo.
Luces
Un cuerpo desnudo mirando por la ventana de su cuarto ocultabael destello del sol saliendo sobre los tejados de la ciudad. Le vino a la memoria esa otra imagen, aquella fotografía en unabitácora de internet, ella a contraluz, en su ventana, de espaldas,insinuante, casi en blanco y negro, tan sólo una trepadora poniendo untímido matiz de color. Ninguno de los dos decía nada, tratando de no romper el momento depaz tras la tempestad de pasión que se había desatado en aquella habitación esa noche. Un algo desconcertante le había hecho participar en aquella bitácora,primero algunos comentarios, después unos correos compartiendo esamúsica que les acariciaba el alma, después esas confesiones que hacemos a los desconocidos buscando una anónima complicidad. Un viaje a la ciudad les dio la oportunidad de verse desde el otro lado del contraluz, cara a cara. Esta siempre es una situación extraña, uno se hace una imagen de gentes que no ha visto que normalmente son luego frustradas con la realidad. Pero aquella chica tenía en sus ojos toda la luz que había ocultado la fotografía. Cómo esos negros ojos, cómo ese cabello azabache podían contener tanto brillo. Cómo su tez tímidamente morena podría ocultar ese aire del sur. Era imposible. Atardecía ya en la ciudad y se habían encontrado en la boca del metro de Latina. Se miraban con curiosidad, tratando de recomponer la imagen preconcebida que uno siempre se hace. Sin saber al principio qué decirqué hacer; el alcohol de unas cervezas en una terraza les hizo romperla tensión del momento. Charlaron animadamente y la noche los envolvió.Caminaron por esas castizas calles madrileñas, picaron algo y acabarontomando unos mojitos en una terracita cerca de Lavapiés. El embrujo de la noche hico el resto: el contacto de sus manos, una mirada, un silencio y sus labios se rozaron en un tímido beso. Sus manos ya no podían contenerse más, y empezaron a acariciarla con cuidado, despacio con una suavidad contenida. La gente de alrededor pareció desvanecerse y las caricias subieron de tono, ya no se quedaban en el exterior de sus piernas alrededor de sus rodillas sino que se resbalaban hasta casi la cintura, y se aventuraban entre ellas, recorrían sus desnudos brazos hasta su cuello, sujetaban su cabeza mientras se besaban. Nos vamos dijo ella, y se empeño en no dejarle pagar la cuenta aél solo. Era ya tarde y un taxi los llevo hasta su casa. Era un último piso, pequeño, con pocos adornos, un cuadro de un psicodélico fractal, un sofá, una televisión una ventana por la que se llegaba a distinguir algún característico edificio del cielo madrileño. Dejo sólo encendida la luz que iluminaba el cuadro creando una atmósfera cálida y acogedora. Abrió una botella de vino y puso algo de picar. Ella le había traído el prometido disco de Astrud Gilberto, una vozfemenina y dulce que para nada presagiaba ese nombre. Apenas habían tomado media copa de vino cuando empezaron otra vez. Sus manos volvieron a perderse entre la ropa buscando un resquicio hasta la piel. Ella se levanto del sofá cuando empezaba a sonar una nueva canción, el que la tenia cogida la mano la siguió. La sostuvo por la cintura desde la espalda y comenzaron a moverse al ritmo de la canción. Acariciaba sus caderas, el talle y los brazos que ella tenía cruzados sobre su pecho. Ella miraba a la ventana en cuyos cristales se veían reflejados, se diría que le gustaba mirarse, verse abrazada. El disfrutaba del delicado aroma que desprendía su pelo, olía tan bienque se quedó ahí embelesado durante un buen rato, besando su cuello, su oreja, de la que colgaba un pequeño pendiente con el que jugueteó unos instantes. Con mucho cuidado el desabrochó el botón del vaquero que ella llevaba y diciéndole: "que malo eres" se volvió hacia él sosteniéndose en su cuello y besándolo con cuidado, despacio, saboreando el momento. Las manos de él se deslizaron por debajo de la blusa sin apenas presionar sobre su piel, soltando con cuidado el cierre de esa prenda opresora de sus encantos de mujer. Ella se volvió de nuevo, manteniendo la mano derecha en sucuello y la izquierda por debajo de su cintura. Comenzó a acariciarle el pecho por encima de la blusa, siempre con mucha suavidad. Desabrochó un par de botones e introdujo sus manos por debajo hasta llegar, aflojando el sujetador, al precioso deseo. De nuevo cara a cara siguieron los dos desabrochándose mutuamente los botones, ninguno de los dos decía nada. La camisa y la blusa fueron a parar encima del sofá, de sus hombros resbalaron los tirantes del sujetador que cayó al suelo.Esta vez fue ella la que se puso a su espalda, apretándolo con fuerza contra su pecho, acariciándolo y luego arañándolo con cuidado, susmanos recorrieron la espalda a la vez que iba dándole pequeños besos hasta la cintura. De nuevo lo cogió con fuerza y comenzó a jugar con su cinturón. Tirando de la hebilla se lo quitó y anudando sus muñecas a la espaldale hizo una especie de nudo. Ya frente a frente tomándolo por la cintura se sujetaba mientras el intentaba llegar con la boca a sus pezones. Empezó a desabrocharle los pantalones, uno de esos vaqueros de botones, despacio, haciéndole notar que su mano estaba ahí. Hacía tiempo que el nudo del cinturón se había deshecho, pero el seguía con las manos atrás, dejándola hacer, pero ya no aguantaba mas y volvió a agarrar sus pechos, esta vez con mas fuerza, ella a su vez introdujo la mano por su pantalón y empezó a acariciarlo. De lo que aconteció luego más tarde en la habitación solo diré que fueapasionado e intenso, una larga noche de sudores, sueños entrecortados, confidencias, caricias, muchas caricias...Los detalles no los contaré porque, aun siendo una fantasía, uno estodavía un caballero...
Anónimo
1 comentario:
Buenísimo.
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