18 abril 2006

¿y si no quiero?

No tenía que haberlo hecho pero ya era tarde. Desnuda sobre la cama y mis manos dentro de las suyas, cautivas, pequeñas, encerradas, no podía moverme y luchaba por levantarme, irme lejos. No hizo nada, salvo estar así, su piel sobre la mía, apretándome y me miraba, no a los ojos, sino que recorría, deteniéndose, la desnudez que desde su postura se me veía; sólo disfrutaba viéndome, no quería comunicarme nada con sus ojos ni verse reflejado en ellos, no le interesaba que me meciera en su mirada o que nos imantáramos con un deseo que se desbordara por los párpados.
Subió sus manos y las mías se fueron dentro, perdidas con las suyas y con un ágil movimiento las apresó con su derecha dejando la izquierda libre. Y entonces me giró, y recorrió con la palma abierta toda mi espalda y yo sabía así cuáles eran los límites, las suaves fronteras de mi piel. Entonces me mordió, la nuca, los hombros, la curva de la espalda, las caderas, se soltaron mis manos y yo le dejaba hacer completamente entregada, drogada de sexo y muda de asombro. Me fue hablando bajito al oído yo no sé qué cosas de la fuente, de mi sexo, del hueco de mi brazo, de la sola cosa que yo debería comer, y yo respondía con ruidos sordos, palabras inarticuladas como de borracha, que se me escapaban sin querer y que subían más y más mi calentura. Creo que perdí el control cuando levanté la grupa, separé las rodillas y me movía a compás de un ritmo íntimo que latía en mis venas. No hizo nada, prefería mirarme y ver cómo le suplicaba mientras me sonreía guasón. Por eso me volví y le pegué en el pecho y le grité al oído…entonces se reía y le comí la risa desde el labio de abajo y con la lengua relamía los restos que se le escapaban por los bordes. Él me contestó mordiendo mi barbilla, el cuello y los dedos. Volvió a mi espalda, se abrió paso y me cabalgó como a una yegua mansa.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Cierto. No tenías que haberlo hecho. Eso te pasa por no tomar las decisiones correctas. ¿Ves cómo has sufrido?.

Ceci, estás a tiempo. Déjalo todo y sigue el camino de la vocación. Ven con nosotros a nuestro convento místico y deja que purifiquemos tu piel.

:)

Aaaaamén...

Anónimo dijo...

Uy, qué tonto... jejeje...

¿Dije "purifiquemos tu piel"?. Alma, alma quise decir. :PP

¿Dije "convento místico"? no, no. Místico no. Mixto, joder. :O

Por cierto, Ceci, el de la sotana con botones soy yo y Luces sería la monja que lleva ligueros. Para que nos reconozcas... Ven, Ceci, ven a purificarte.

P.D.
hombre, para el observador parecería el contorno de un cilio, bajo el hábito. Pero no. Son ligueros :PP. Ná, la Luces que es un poquito monji y un poquito gata xDDD.

(qué malo...)

PJ dijo...

Bruuuuutal narración!! Chapeau!

Anónimo dijo...

Pues lo cierto es que no sabía que te ponían las sotanas. Pero no se me ocurrió otra forma de arreglar lo dicho en el primer comentario, porque pensé que había posteado la Ceci. :O

¿O no se nota? Estos avatares en blanco y negro.. grrr...

xDDDDD

G dijo...

AH!!! Extasis.

Chico Dove dijo...

Como una yegua mansa. Suena animalmente delicioso, potra.

Beaumont dijo...

Vaya!!!!!

Pervertido dijo...

Eso es lo grande del sexo, da igual si conoces o no conoces a la persona con la que estés, si resulta que compartes tu vida con esa persona o que lo conocieras media hora antes; existe una intimidad extraña entre dos personas que practican sexo. A veces esa intimidad es tremenda y a veces pasa desapersivida, sin pena ni gloria. Ahora, está claro que cuando es tremenda incluso la mansedad se convierte en algo onírico haciéndonos perder el norte.

Me se ha puesto una cara de envidia... del jinete, claro.

8X

. dijo...

Queda claro que las malas experiencias son las que mas te enseñan.
(no volvere a fornicar con mujeres ebrias)

XD

celemin dijo...

¿qué triste, no?

Anónimo dijo...

¿lo de follarte como una yegua mansa te lo dijo un albañil?
¿y no le pediste la dirección de su blog?
¡Como me pone eso de "se abrió paso y me cabalgó como a una yegua mansa"¡
Así, dirigiéndote con un leve cimbreo de su vara.

En fin, suerte tienen algunos. Besos a falta de otras oportunidades.

celemin dijo...

No eres ningún fracaso como escribiente. Solo es un bonito relato sin un contexto claro, lo que hace que cada uno lo vea desde su mirada particular, poniendo rostros a los personajes.

En este yo vi la historia de un reencuentro de esos que no se desean pero no se pueden evitar. La tristeza aparece después, cuando la realidad se impone de nuevo. :)

Anónimo dijo...

Me gustó, sí, me gustó. Aún con el aire a sexo no consentido del principio. Lo de la mansedumbre, si es elegida...

Lalola dijo...

Precioso instánte el que describes, como dice celemin a cada uno nos llega una cosa y yo me quedo con ese "le comí la risa".

Lalola más yegua mansa que potrilla fogosa. (al menos hoy)

Click dijo...

Si no querias habermelo pedido.

No lo volvere a hacer :-))

Click

Sidi Zayyan dijo...

jajajajaja, qué gran descubrimiento para una tarde de hastío. Me congratulo en tus letras y seguiré mirándote...de cerca.

Anónimo dijo...

Ya sé que es un juego, no me quedaba ningun duda. Así como la mansedumbre, claro.

Saludos

Sidi Zayyan dijo...

luces, no hay de qué. Ya sabes que sigo mirando...

Anónimo dijo...

Lo de "yegüa mansa", además de llevarte a calientes sueños de entrega sumisa me sugiere que las potras más bravas, con algunos fustazos se pueden convertir en yegüitas mansas. Muy buen artículo!
Saludos

Anónimo dijo...

Precioso relato, muy bien escrito pero, sobre todo, con una visión muy clara y honesta contigo misma. Hay veces en que se impone la situación sobre los protagonistas y la cosa va por donde sale. Esa sumisión final es fruto sólo del deseo pasivo que él supo despertar en tí. De verdad, hermoso.