Recuerdos variados

Hasta los 15 años, no había visto ninguna polla en "persona". Mi padre no andaba por casa en bolas y mi hermano con 4 años tenía una pilililla que no merecía semejante nombre. La primera vez que ví una fue cuando la tuve en la mano y debía pajearla.

Conocía la teoría de la técnica pajeadora, pero no tenía ninguna práctica. La agarré con cuidado y movía la mano de arriba abajo, pero sin apretar. El chaval me cogió mi mano y la apretó con fuerza sobre su polla para enseñarme. Después de la fuerza, fallaba la velocidad, yo le daba muy despacio, creo que temía despellejarle, él volvió a coger mi mano y la aceleró. Cogí el ritmo y enseguida me manchó la mano.

Con su polla hice varias prácticas. Luego lo dejamos y empecé a salir con un amigo suyo. A este otro le interesé porque "hacía pajas". Tuvo suerte porque ya había aprendido mucho con el otro... Un día descubrí a mi primo y mis dos pajeados hablando de sexo y callándose en cuanto yo aparecí. No sabían ni como disimular.

Con mi primo tuve un par de encuentros "tontos". De pequeños dormíamos en la misma habitación, pero en cuanto me salieron tetas, nos separaron. Empezamos a salir por la noche y al volver a casa siempre nos quedaban ganas de hablar. Nos íbamos a su habitación y nos metíamos en su cama con la luz apagada. Entre confidencias nocturnas nos rozábamos con las manos y el cuerpo. El cogía mi mano y la llevaba encima de su paquete. Yo me hacía la estrecha-ingenua y la apartaba rapidamente pero cogía su mano y le hacía "una paja" a su dedo gordo.

El día que nos pillaron en su cama estábamos vestidos. Su madre entró, puso cara de sorpresa desagradable y me mandó a mi habitación.

Siempre ha habido entre nosotros ese morbo sexual sin finiquitar. El sigue siendo un malo-malote, canalla, soltero y sin compromiso. Nos queremos mucho.