Estoy sola, y su imagen no deja de aparecer por mi cabeza. Su cuerpo, abrazado al mío, sus labios besándome, y sus caricias por mi cuerpo.
Despacio, me desnudo. Deslizo la falda, y desabrocho la blusa. Me quedo en ropa interior, con las medias y las botas negras. Me miro en el espejo, e imagino que los ojos que me atraviesan en ese momento no son los míos, son los de el. Que me miran de arriba a abajo, con placer y deseo.
Despacio me quito las botas, y las medias, y me tumbo en la cama. Cierro lo ojos y le veo, cómo se acerca a mi, y comienza a besarme, primero en el cuello, besos dulces y pequeños, con pequeños lengüetazos juguetones y mordisquitos. Mis manos hacen de sus manos, y comienzan a acariciar mi cuerpo, mi cintura, mis pechos, y mis bragas son acariciadas con presión para sentirlas sobre mi sexo, deslizándose ágilmente.
Me quito el sujetador, y a continuación las braguitas. Sigo acariciándome, y mis dedos, buscan mi sexo, excitado por el poder de la imaginación y mis propias caricias. Abro mis piernas para que mis mis dedos puedan tocar los rincones y recovecos, y comienzan a acariciar y tocar los labios mayores. Mientras la otra mano sigue acariciando el resto de mi cuerpo, para que no se sienta menospreciado. Cojo mis pezones, pellizcándolos con cariño, y en mi cabeza sigo deseándole y oliéndole.
Con una mano separo los labios mayores para encontrar los menores, húmedos y deseando ser explorados, de forma que mis dedos se deslizan fácilmente produciendo unas caricias placenteras. El movimiento de mis dedos, de arriba a abajo, despacio, tocando los puntos de placer exquisito, va tomando ritmo, un ritmo más rápido, pero no quiero tocar el punto que me llevará al orgasmo rápido, quiero disfrutarlo. Jugueteo con el clítoris, hinchado de placer, y las sensaciones se vuelven demasiado intensas, la electricidad y tensión de placer comienza a fluir y concentrarse en mi sexo. Mi cabeza sigue imaginando sus besos, y su lengua en mi sexo, recorriendo los rincones apetecibles, saboreando mis flujos y mi humedad. Mis dedos se aceleran, mi sexo está impaciente porque la tensión está acumulada en un solo punto, y sin miedo lo tocan.
Un hilo de placer recorre todo mi cuerpo, que hace que se retuerza del placer intenso del orgasmo. Acaricio despacio el sexo, como último resquicio de placer.
Las mujeres también nos masturbamos.
7 comentarios:
No se, encuentro tu relato un poco de ginecólogo :)
Se supone que estas haciendo un relato erótico-literario. Has de buscar no solo la historia sino las formas.
Por ejemplo, cuando dices: "y mis bragas", suena a las de la B. Jones.
Lo de los labios mayores y menores tampoco queda demasiado sensual...
Lo de abro mis piernas...pues yo le daría otro aire: mis manos se abren paso entre mis piernas...
Bueno, como empiezo el día...
Espero que no te enfades mucho :)
En quién pensará esa cabecita loca.... A saber!, pero afortunado él.
Vaya si lo hacemos, jaja... Y algunas muy a menudo...
y alguien lo duda??
claro, y no se si mas , pero mejor seguro ,
( a mi el relato si me gusto, claro que despues de leer qeu te quitabas las botas ya casi ni me entere mucho .. ; - )
un beso , y no cambies que eres muy sensual ....
Mis mejores pajas son las que me hace mi chato, yo soy muy mala tocándome, debe ser que no me gusto.
Se me dan mejor las pollas...
Yo tampoco soy muy buena tocándome, prefiero tocar o que me toquen, no me doy tanto placer como el que busco.
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