Un buen sueño

Hoy he tenido un sueño.

Dormía plácidamente, y sentí cómo una mano se introducía dentro de mis braguitas. Los dedos de la mano, comenzaban a explorar mi sexo, abriendo los labios de mi coñito, y acariciando dulcemente en su interior. Paseaban juguetones, de un lado a otro, palpando, tocando, suavemente. Se acercaban al agujero de mi vagina, y se introducían explorándolo, mientras el resto de dedos seguían con su dulce ritmo, acariciando la suave piel excitada, y sacando el dedo húmedo, siguiendo con las caricias, sin cesar, sin descansar.

Ninguna otra parte de mi cuerpo era tocada. Sólo esos dedos deslizándose sensualmente, de arriba a abajo, rozando cada punto, mi clítoris, mis labios menores, cada pliegue, cada poro.

Mi respiración cada vez se hacía más jadeante, y mi excitación aumentaba.

Mi sueño se estaba convirtiendo en una auténtica dulzura. Un susurro llegó hasta mis oídos, y, un aliento cálido respiró cerca de mi oreja, casi besándola, y me dijo ¿te gusta el sueño?.

El delicioso sueño se convirtió en un soñar despierta, donde los dedos se convirtieron en caricias por el resto del cuerpo, mis manos comenzaron a tocar el enorme glande húmedo, chorreante que se encontraba a mi espalda, y agarrándolo, lo introduje en mi, estallando de placer.
Movimientos penetrantes, acompañados de esos deliciosos dedos que no paraban de moverse y jugar con mi sexo, me estaban llevando realmente a otro mundo.
Girándome, y con la polla dentro de mi, me situé encima de aquel precioso cuerpo, y comencé a bailar, esa polla rozaba mi clímax, sintiéndola bien al fondo de mí, tan dentro que comencé a perder el sentido. Sus dedos siguieron acompañando mi ritmo, y mi cuerpo comenzó a estremecerse, con el placer inmenso de un gigantesco orgasmo que hizo que abriera los ojos, y viera esos ojos negros que me miraban, esos sabrosos labios que me repetían: estabas soñando, ¿te gustó el sueño?.

Fue un sueño, convertido en realidad.