16 agosto 2005

Cita a ciegas

Acabo de despertarme y he recordado nuestro encuentro, quiero contártelo al oido para que tú también lo guardes y me digas que no fue un sueño.

En aquella habitación oscura, no quería ver tu cara, ni tu cuerpo, sólo acariciarte y que me hicieras sentir esos placeres que había leído en tu página.

Te esperé desnuda en la cama. Mis pezones se erectaron cuando abriste la puerta, puntualmente. Oí caer tu ropa y tus zapatos al suelo.

Te metiste en la cama y te tumbaste a mi lado. Pude sentir el vello de tu pecho sobre mi espalda. Pusiste la mano sobre mi cadera y la recorriste por mi costado haste llegar a mi hombro. Pegaste tu cuerpo al mío. Pude sentir tu polla en mi culo, entre mis nalgas, buscando calor y buscando lluvia.

Agarraste mis tetas, me apuntaste los pezones con los dedos mientras me mordías el cuello. Bajaste con tu mano a mi vientre, rodeaste mi ombligo y llegaste a mi sexo. Jugaste por fuera de mis labios, los juntabas y los separabas con tus dedos. Se oían los chasquidos de humedad. Me estremecí unos segundos.

Me susurrabas al oído: "me encanta tu coño, déjame que te lo coma!!", aquellas palabras hicieron que llevara mis manos a tu mano y la apretara contra mi sexo. Cogí tu dedo, y empecé a acariciarme con él. Notaba tu polla palpitar nerviosa, esperando su sitio.

Me dí la vuelta y encontré tus labios. Nos besamos mucho rato, nos mordimos la boca y nuestras manos aprovechaban ese tiempo para encontrarnos.

Deseaba que lamieras todo mi cuerpo pausadamente y deteniéndote en mis zonas más calientes, en mis revovecos más húmedos. No quería pedírtelo, quería que lo desearas.

Me acosté sobre mi espalda y comenzaste a lamerme los pezones, los apretabas con fuerza con tus manos y empezaste a descender hacia mi coño, separaste mis piernas y hundiste tu cabeza en mi sexo. Comenzaste a mover la lengua de una manera tan magistral que no podía resistirme a gemir, gritar y apretarte contra mí. Me estaba encantando. Seguiste hasta que me corrí con tu lengua y tuve que apartarte para no morir de placer. Esta te la debía.

Cogí tu polla, la empecé a mover de atrás adelante, la mojé con mi coño para humedecerla. Entre gemidos me dijiste "Cómetela, zorrita."

Me encantó. Te tumbé sobre la cama, te separé las piernas y comencé a darte pequeños lametones en la puntita. Fuí notando cómo se suavizaba tu glande en la punta de mi lengua.

Me la metí hasta la garganta. Noté que no te lo esperabas. Apreté mis labios fuertemente contra el tronco de tu polla y comencé a pajearte con la boca. La tenías muy dura, apenas me permitía respirar. No quería tragar saliva y chorreaba sobre tus pelotas. Lamí otra vez tu polla de arriba abajo. ¿Lo recuerdas?.

Te chupé con ansia, con hambre, con deseo...noté que empezaban a endurecerse tus pelotas y las agarré con fuerza. Terminé con la mano, derramando tu semen sobre mis labios.

Descansamos un rato, tu polla se ablandó y se desmayó sobre tí. Acaricié tu pecho y pellizqué tus pezones. Me los quería comer y perder mis dedos en el bosque de tu pecho.

Me paseé por encima de tí dejando besitos sorpresa por toda tu piel que luego recogía con la lengua. Noté que tu pollita empezaba a revivir y llamaba a las puertas de mi cielo.

Me la metí hasta el fondo y empecé a cabalgarte. Te sentaste un poco, para penetrarme más profundamente, me movías de atrás adelante con tus manos fuertes. Cerré los ojos para concentrarme en mi movimiento y mientras tanto te oí trastear con algo en la mesilla.

Noté tu mano fría y húmeda en mi culo, me estabas echando lubricante, haciendo círculos con tu dedo. Noté que me metías algo que yo creí que era un dedo, y resultó ser el principio de un rosario de bolas de silicona que fuiste metiendo una tras otra mientras yo me estremecía con los movimientos. Cuando llegaste al final, me seguiste penetrando mientras movías de afuera a dentro la anilla que sujetaba las bolas. Me decías que notabas el relieve de las bolitas cuando entrabas y salías de mí. No recuerdo cuántos orgasmos tuve, pero sí recuerdo ordenarte varias veces que pararas, creyendo que iba a desmayarme de placer. Al final noté tus sacudidas, que tardaron en llegar y caí sobre tu pecho.

Te oí respirar profundamente y nos dormimos. Al cabo de un rato, me levanté, me duché me vestí y me fuí.

No he vuelto a verte.

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Nota: Este quiso ser un audio post, pero no he tenido la suficiente inspiración para grabarlo. Si alguna se anima a hacerlo, que me lo mande en MP3 o wav a la dirección de la derecha. Gracias.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de la grabación, ¿vale con voz de camionero?

Anónimo dijo...

mmmmm que pena que no está grabado... me encantaría oirlo...

Quiero más!!!

Anónimo dijo...

Uy pero si esto esta genial!

El Profe dijo...

La leche!!! Uno pasa una semana sin leero y ve que no perdeis el tiempo... Es lo que me faltaba para ir inspirandome para esta noche.

Enhorabuena por esos 9000!!!

Besos Humedos

Efrain 67z dijo...

Esa si fue una super cogida..!!Bien por ti..!!

Humbert dijo...

Pero como me pone que te encante que te llamen zorrita!! Notar el relive de las bolas mientras te penetran...interesante idea. Estoy deseando salir esta noche y probarlo.