16 noviembre 2005

Me encanta su casa

Fui al cumpleaños.
Había hablado antes con Sergio, y le había contado mis intenciones. El no conocía directamente al homenajeado, con lo que no estaba invitado, aunque si había a un amigo común.
Cuando llegué a la fiesta, estaba allí. Me sorprendí. Me alegré. Me excité.
Alto, moreno, un cuerpo musculoso y perfecto hacía que mis pensamientos volaran hacia su más intimos rinconcitos.
Me acerqué a el. Nos miramos a los ojos, y sonreimos. No apartamos nuestras miradas, que empezaban a ser insinuantes, insultantes, indecentes. Aguantamos unos segundos, los suficientes para transmitir los deseos y sucios pensamientos que teníamos ambos en mente.
Me cogió de la cintura, y suavemente bajó su mano hasta mi culo.
Me acercó a el, y me presionó sobre su cuerpo. Se acercó a mi oído y me susurró "vámonos".

Su casa estaba a 200m de donde nos encontrábamos.
Fuimos despacio. Sin decir palabra. Sin tocarnos.
Entramos al portal y subimos en ascensor hasta su piso. Llegamos a la puerta de entrada a su casa e hizo ademán de meter la llave en la cerradura, de espaldas a mi, le abracé desde atrás, acariciando sus pectorales, duros como una roca, bajando hasta su estómago y continuando hasta su paquete.
Su respiración cambió y se volvió más acelerada.
Se dió la vuelta agarrándome del pelo y comenzando a besarme por boca, ojos, cuello, y bajando besándome los pechos por encima de la ropa. Sus manos no paraban de acariciarme, agarrarme y magrearme, con fuerza.
Me puso de espaldas a la pared, continuando el juego, sin parar, sin dejar de besame y acariciarme entera, acercando su sexo a mi cuerpo, restregándose. Mis manos se deslizaron por la hebilla del cinturón, abriéndola, siguiendo por el botón y cremallera. Sus pantalones cayeron, y casi en el mismo instante mi falda también cayó, dejando al descubierto mi tanguita y las medias negras de silicona.
Me vio y me susurró lo que le ponían esas medias, se bajó los calzoncillos, apareciendo su gran polla erecta ante mí, apartó un poco mi tanga y me penetró. Golpeándome contra la pared.
La luz de la escalera se había apagado hacía tiempo. Sentí no poder ver su cara.

Sacó su pene y me dió la vuelta, cogió mis manos y las elevó apoyándolas contra la pared, sujetándolas, no dandome opción a poder tocarle. Me penetró desde atrás con fuerza. Con mi cabeza girada, besaba y chupaba mi cuello, lamiendo el lóbulo y metiendo su lengua por la oreja. A cada empujón mi respiración se aceleraba más y más.

La luz de la escalera se encendió. Alguien estaba en la escalera.

Pero no paró, ni cesó en su ritmo, siguió empujándo su polla en mi interior como si me quisiera atravesar, besándome y susurrándo sus jadeos en mi oido. Me susurró, suave, que se iba a correr.
Terminamos jadeando en silencio, sin ruido, pero satisfechos.

Nos vestimos rápidamente. Nos miramos. Sonreimos.
El ascensor subía.
Metió la llave en la puerta, y me dijo que estaba seguro de que me encantaría su casa.

Una media copa bastó para que nuestros cuerpos recuperan la energía para volver a disfrutar el uno en el otro.
Me encantó su casa.

9 comentarios:

laceci dijo...

Joder con el escalador...

;)

Click dijo...

como molan los polvos en las escaleras, sabiendo que te pueden pillar, eh?

Click - y que te quiten lo bailao

Anónimo dijo...

Estupendo el post. A ver cómo vuelvo ahora al trabajo, je-je

Anónimo dijo...

mmmm

R dijo...

...sacó su "pene"...

Anónimo dijo...

Oleeee, como esta este post...despues dicen que yo en mi despierto morbo!!!

Besos

El Profe dijo...

vaya tela... muero en la envidiar... argggggggggggggg

Besos Húmedos

MAGU dijo...

¿Y las gomitas? ... ¡¡¡ cachis !!!

Erotismo dijo...

Ya sabía yo que la crizti iba a regalarnos una sesión de erotismo de altísima calidad.

Bien! un 10!